Alumno: Fernando Poveda García
Introducción
Hablaré sobre la situación de la
mujer en la época franquista, su discriminación y desigualdad política,
educativa y laboral con respecto a los hombres. Era una sociedad patriarcal
influida en su gran parte por la iglesia que consideraba a la mujer como el
enemigo al que hay que anular.
Exposición y desarrollo
El régimen franquista creó un
modelo de sociedad que negaba a las mujeres cualquier tipo de autonomía
convirtiéndolas en transmisoras de la moralidad social. Toda la autonomía
conseguida en la etapa anterior fue desechada relegando a la mujer a los
papeles de madre, educadora y transmisora de normas. Fue un instrumento de
manipulación al servicio de la causa y la responsable de los comportamientos
futuros de sus descendientes.
La actitud antifeminista del
régimen convierte a la mujer en un ser inferior intelectual y espiritualmente
con una sola vocación de ama de casa y madre. Se las prohibía el trabajo nocturno,
controlando el trabajo a domicilio y eran excluidas una vez casadas de los
talleres y las fábricas.
La política educativa de la mujer
era completamente distinta a la del hombre, a él se la adjudicada una tarea
productiva y a ella solo reproductiva. La distinción entre ellos se iniciaba
desde la madre que consideraba que el destino de su hija era casarse por lo que
los modelos de educación se basaban en las tres ciencias: “la culinaria, la
costura y confección y por último la economía doméstica”. Esta fue una de las
causas del alto grado de analfabetismo de las mujeres, sobre todo las de la
zona rural, que recibían una enseñanza distinta a la de los hombres y una menor
escolarización.
La familia era patriarcal, la
mujer estaba supeditada al varón y los hijos a los padres. Su función consistía
en hacerle agradable la vida, cuidar de la casa y engendrar hijos. La iglesia
también influía mucho en el tipo de enseñanza, se les impedía acceder a un
trabajo prestigioso y lucrativo y la enseñanza no podía contrariar a la
religión católica. La iglesia tenía una doble moral para hombres y mujeres,
mientras ellos podían disfrutar de la vida y de relaciones extramatrimoniales,
la mujer era convertida en una perfecta doméstica.
Las generaciones de las mujeres
de aquella época nunca podían demostrar su valía porque se consideraba que era
un peligro para la institución familiar y la estructura jerárquica que Dios
había dado a cada miembro de la familia.
La Sección Femenina fue el
organismo encargado de organizar a las mujeres manifestando la importancia del
trabajo del ama de casa, recalcando el carácter de inferioridad de la mujer con
respecto al hombre.[1][2]
Conclusiones
Las mujeres durante esta época
perdieron todos los privilegios que tanto trabajo les consto conseguir en la II
República, estaban completamente supeditadas a los hombres, padres y maridos,
necesitando su autorización para realizar cualquier cosa que se propusieran. La
educación no fue menos, les permitían acceder a la escuela siempre y cuando el
tiempo les impidiera otras labores tanto en el campo como en la casa. Su
enseñanza era corta y deficitaria porque se consideraba que eran inferiores
para poder pensar o crear por ellas mismas.
El tiempo nos ha demostrado, que
esto no solo fue una tragedia para ellas, ha costado mucho lograr la igualdad y
hay gente que todavía no la acepta. Son capaces de dirigir grandres empresas,
llevar una familia e incluso de gobernar el mundo.
“La mujer siempre ha luchado por
su libertad, algo de lo que el hombre ha disfrutado toda su vida”.[3]
Referencias bibliográficas
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